miércoles, 21 de octubre de 2015

Amor que perdura (Julia).


Julia 1977 (Fred Zinneman).
Ha sido una gran sorpresa descubrir Julia, siempre he tenido una intuición especial para elegir películas que sin saber el argumento algo me llama la atención de ellas, sea el título, director o reparto.
En este caso el ver dos nombres juntos Fonda y Redgrave fue como una señal de que podía encontrarme con una gran historia.
Hay algo muy fascinador en el cine y es el transportarte a épocas y ambientes, en Julia me a encantado la ambientación y recreación de los años 30, la dirección artística, es dificil explicarlo, pero ese ambiente de trenes de época, donde se hacían viajes largos, de alguna manera te traslada y te mete en la historia de una manera cálida y bella.
Encuentro extremadamente exquisto e impecable ese mundo al que te traslada.
Es un estilo que en este tiempo ya no se realiza, esa dirección artesana de todo cuidado hasta el más mínimo detalle, y donde lo que más cuenta es la interpretación.
Me a recordado a otras historias de amistad que perduraron en el tiempo como "Tomates verdes fritos", el amor incondicional de dos personas que desde niñas mantienen una fuerte unión que conservan con el paso de los años.
El inicio del nazismo y la guerra, la lucha por los ideales y las injusticias plasmado a la perfección por una breve pero conmovedora Vanessa Redgrave que como es habitual vuelve a llenar la pantalla de sensibilidad y carisma inconfundible.
La gran sorpresa a sido Jane Fonda, habiendo visto su actuación "En el estanque dorado" me a sorpendido felizmente su gran capacidad actoral para meterse en un personaje testarudo, distante y cercano que por encima de todo se guia por el corazón.
La escena en el tren con el sombrero, cuando va a visitar a Julia al hospital y cuando se reencuentran, son momentos que perdurarán en la memoria del espectador, como retazos de una obra maestra.
La vida de ermitaña retirada en el campo de Jane Fonda y al final, cuando se ve su pefil en la penumbra pescando en el mar, perfilan una personalidad de alguien que a vivido demasiado que a padecido demasiado, y en su retiro de alguna manera vive recordando una historia que le traspasó el alma y que además necesita recordar porque fue lo más importante de su vida.
Eso fue algo que me gustó mucho del personaje, y me identifiqué, me vi igual que Jane apartada del ruidoso mundo, viviendo de la manera más sencilla.
La enseñanza que deja el final y toda la historia cuando Jane dice "nunca olvidaré a los dos" dejando una sensación de extraña melancolía, triste y hermosa.
Hay una escena que me dejó una sensación amarga, cuando Jane busca a la hija de Julia y no logra encontrarla, y Jason Robards dice algo así como que ya no volverán.
Entendí tan bien a Jane Fonda en esa escena, su no resignación y el tener esperanza de encontrar a la hija.
Es raro el final abierto sin saber que le sucedió a la hija, aunque para mi en realidad seguía viva.
Es un claro ejemplo que el amor eterno existe y perdura, y no entiende de distancia, ni de clases sociales, ni de diferencias ideológicas. El amor en si mismo puede nacer de la amistad, el compromiso y la fidelidad.
Si lo sientes dentro de ti nada puede moverlo.
Un amor que solo los más afortunados podemos entender, amor que perdura como el de Julia.

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