lunes, 24 de junio de 2013

St. Martins Lane con Vivien Leigh.


Sinopsis: Charles Saggers, un artista callejero algo pícaro y poco agraciado físicamente, contrata como ayudante a la bella Libby, una muchacha que sobrevive a duras penas, bailando y robando carteras a los transeúntes. Juntos, crean números originales y consiguen atraer a numerosos viandantes, entre los que se encuentra un avispado productor teatral llamado Harley, que decide contratar a Libby para su espectáculo. Así, mientras la carrera de ella avanza hacia el estrellato, Saggers queda relegado al olvido, teniendo, además, que superar el amor imposible que siente por Libby.


Esta película por la que siento un aprecio especial, no porque sea la mejor obra en la historia del cine, ya que no lo es, y pasó con más pena que gloria por la cartelera de aquella época.
Pero en las películas pequeñas y sencillas es donde encuentro la verdadera esencia del cine, el echo de que con muy poco se puede hacer mucho si tienes una historia buena que contar.
El acierto de contar con unos actores tan valiosos como una jovencísima Vivien Leigh que empezaba en el cine y el excelentísimo Charles Laughton. Es lo que se define como cine de actor, donde lo único que vale es la interpretación sin adornos ni florituras. En especial el personaje de Vivien que me encanta y es uno de mis más favoritos, en este caso no nos fijamos en su belleza, eso es algo secundario e irrelevante, para el papel de Libby no hace falta ser guapa o tener unos pechos bonitos, vemos a la persona no a la mujer. Todos los incondicionales de Vivien deberían de verla aquí, es una joya en una película perdida que tan pocos conocen.


Libby es lo que se conoce como "un chicazo", ella viste ropa masculina, con corbata, pajarita, o vestida de frac estilo circense. Una buscavidas, raterilla, o una pequeña ladrona. Estos artistas de la calle que tanto tienen que decir, ella sueña con ser bailarina. Vemos una escena donde un actor sale del teatro y una avalancha de gente se abalanza a pedir autografos, Lybby está allí entre la multitud, luego veremos a Libby convertida en estrella y firmando autógrafos.
Como todo cambia y los sueños se cumplen, pero el sueño alcanzado no siempre da la felicidad.
Ella era pobre le robó el dinero a una artista de la calle (Laughton) luego se compró un bocadillo, donde un cazatalentos se fijó en ella (Rex Harrison), Libby aprovecha para robarle la cartera, allí está Laughton que prefiere no delatarla, y así se convierten en dos artistas de la calle.


Pero Laughton se ha enamorado de Libby, que extraña pareja, porque claro Libby es guapa bajo su aspecto de chicazo,claro ella es una mujer, y Laughton que se da cuenta de eso. Así nos resultan tan entrañables estos dos personajes, me encanta la elección de Charles Laughton que no es el típico guapo, que tan harta estoy de los guapos de turno, que aburridos. quiero actores de verdad, y esta pareja me gusta porque me la creo. Luego ella se convierte en una estrella, y luce vestidos, más femenina, lo único que no me gusta la historia casi forzada con Rex Harrison, ella no siente amor, algo pasajero, sin hondar en ello.


Vivien se siente muy a gusto con el personaje, no estamos juzgando su belleza, no estamos viendo un bellezón, el personaje no busca eso si no todo lo contrario, nos está enseñando su calidad artística, dando lo mejor como siempre. Igualmente ella es guapísima vestida con corbata, tiene un lado masculino entrañable, como una niña jugando a ser chico, tiene ese lado lúdico de estar jugando con el personaje, y nos involucra.
Y esta historia que termina igual que empieza, dejándonos un sabor nostálgico y agradable, un homenaje a lo artistas de la calle, infravalorados, invisibles, pero que están ahí. Libby consiguió ser famosa, pero Laughton ahí se quedó en la calle, pero Libby como buena amiga no se olvido de el.


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