
Otras escenas inolvidables son las que nos regalo en "Stromboli", recuerdo las formas de su cuerpo, especialmente dos escenas cuando esta pintando la habitación con flores en forma de margarita como intento de escapar de la asfixiante realidad que la envuelve, y otra escena significativa cuando están cazando los atunes esos grandes pescados que causaron en mi una gran impresión, y ella conmovida se espanta al ver la crudeza del ser humano que mata sin piedad desgarrando su alma. O cuando está en el rio, cae al agua y conoce a aquel chico. Porque Ingrid en Stromboli es una persona hipersensible en un lugar despiadado donde la apariencia lo es todo, un lugar donde no había espacio para la diferencia o para el arte. Y que decir de la última escena de Bergman en los volcanes, ¿vencedora o vencida?
Otras escenas para el recuerdo en aquella maravillosa "Las campanas de Santa María", cuando enseña al niño a boxear, y sobre todo la última escena, ese rostro iluminado cuando Bing Crosby le da la mala noticia sobre su salud, inolvidable la pureza absoluta y transparencia de su rostro.
"Juana de arco", "Indiscreta", "Gaslight" y tantas otras que me faltan por ver.
Y que decir de "Sonata de otoño" lección de interpretación, decir que está extraordinaria es decir poco, una de las más magníficas obras maestras que he visto, junto con Liv Ullman ejemplo de dos actrices que rozan la genialidad de un gran genio como lo fue Ingmar Bergman.
Ninguna como ella es capaz de transmitir lo sufrido del complejo de los sentimientos, de las relaciones, de la vida misma, con su rostro mezcla de emoción, cándidez, desgarro, carácter y pasión.
Ella misma se reconocía como una persona extremadamente tímida que no podría vivir sin actuar, y así fue trabajando hasta el último suspiro, su última actuación fue en "Goulda" donde dava vida a la primera ministra israelí. Creo que nunca podré ver esta película, porque quiero recordar a esta gran dama del cine como aquella muchacha rubia de las primeras películas de Hitchcock, la dulce chica enamorada de Gary Cooper en "Por quién doblan las campanas", la musa por excelencia de Rossellini. Quiero recordarla por lo que fue y por lo que siempre será una actriz que nunca se sintió una diva y que interpuso el amor, la sencillez y humildad por delante de cualquier banalidad. Alguien que amaba la interpretación por encima de todo, y si en algún momento puedo creer en la belleza del cine es gran parte gracias a Ingrid Bergman.
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