La partida de ajedrez más famosa vivida en el cine, es esta que vemos con la propia muerte, la muerte representada como un señor frío vestido con túnica negra, que a pesar de su cinismo, le da al caballero medieval la oportunidad de salvarse si este gana. Con este principio tan atractivo comienza "El séptimo sello", en su camino encontrará una gran variedad de personajes, el herrero que busca a su mujer, esta que se a fugado con un comediante, o los dos juglares, interpretados de manera maravillosa por Bibi Andersson y el otro actor que no recuerdo el nombre. También está el siervo que acompaña al caballero interpretado por Gunnar Bjornstrand. O la joven adultera quemada en la hoguera.
La muerte siempre a sido una constante en muchas de las películas de Bergman, pero aquí está representada con total nitidez y como eje principal de la historia.
Max Von Sydow es este caballero, atormentado con la idea de saber que existirá más allá de la vida si es que existe algo, en sus ansías por saber, se hará preguntas sin respuesta. El espectador en la propia búsqueda del personaje también se creará las mismas inquietudes.
En la escena donde queman a la joven en la hoguera, representada esta como el propio diablo, y al mirar sus ojos, el caballero y su siervo se dan cuenta de que la pobre mujer esta contemplando lo mismo que ellos, la nada, no está viendo cielo alguno ni eternidad existente, solo el vacío de la nada, y tal cosa tan desesperanzadora, provocorá una incomodidad insostenible en ambos.
Luego está la muchacha muda que en su encuentro con la muerte dibujara una sonrisa en su rostro, como si esta si pudiera ver una salvación.
Al final todos ellos se verán envueltos en el manto frío de ella, la muerte, que en primera persona les hará una visita.
Medieval y existencialista con un toque teatral, un clásico que merece ser visionado.
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